Zakariya MahadNo hago esto porque quiera algo a cambio. Lo hago porque quiero retribuir algo.
Zak Mahad hace una labor de retribución en Ontario, Oregón
Zak Mahad hace una labor de retribución en Ontario, Oregón
La lucha de Zakariya Mahad por la equidad alimentaria no empezó en una reunión de Zoom ni en una sala de conferencias, sino en un ring de boxeo de Ontario, Oregón. Una tarde, Zak estaba entrenando con su amigo en el gimnasio cuando vio una cara conocida. Era Eddie Melendrez, un organizador de Oregon Food Bank en Ontario que ayudó a la familia de Zak cuando llegaron de Somalia en 2013. Al igual que una gran cantidad de inmigrantes somalíes, huían de la violenta guerra civil que había devastado su país.
"Mis padres querían criar a sus hijos en un entorno más seguro, así que se arriesgaron y emigraron aquí conmigo y mis nueve hermanos", cuenta Zak. "En ese entonces tan solo tenía 12 años, pero nunca olvidé a Eddie y lo mucho que hizo para ayudarnos a todos a instalarnos".
Una visión compartida
Tras volver a conectar ambos se percataron de que compartían la pasión de crear cambios centrados en la comunidad. Para este punto ya habían pasado diez años y Zak estaba estudiando ingeniería en la Boise State University, estaba trabajando de medio tiempo en el distrito escolar local y era voluntario en la Immigrant and Refugee Community Organization (IRCO). Un día, durante el almuerzo, Zak y Eddie hablaron de cómo podían colaborar cuando Eddie mencionó el Programa de embajadores de sistemas alimentarios de Oregon Food Bank.
Esta iniciativa innovadora recluta a líderes de las comunidades que enfrentan las tasas más elevadas de hambre con el fin de mejorar el acceso al alimento y abordar las causas de raíz del hambre. A Zak, el papel le pareció perfecto.
"Aquí hay una pequeña comunidad somalí que no tiene acceso a alimento relevante culturalmente", explicó. "Como hablo su idioma, sabía que podía ayudarles a conectar con los recursos para recibir alimentos Halal, que son una parte tan importante de la dieta musulmana".
Zak empezó distribuyendo cajas de alimentos a familias somalíes una vez al mes, pero siempre buscaba otras formas de ampliar su alcance. Pronto encontró una en una iglesia local.
Apoyo a madres solteras
Una iglesia de Ontario, en colaboración con Oregon Food Bank, generosamente abrió espacio en sus congeladores para almacenar alimentos perecederos. Un día, Zak pasó a recoger comida para distribuir y entabló conversación con el pastor de la iglesia.
"Me dijo de un grupo de apoyo para madres solteras hispanas que se reúne en la iglesia y me habló de todas las dificultades que enfrentaban estas mujeres", cuenta Zak. "Como muchos otros inmigrantes, se enfrentaban a barreras lingüísticas y no sabían cómo ni dónde pedir ayuda. Y al ser madres solteras, la inseguridad alimentaria representaba un verdadero desafío para ellas".
Aprovechando la oportunidad de prestar un servicio, Zak empezó a organizar entregas de productos básicos como frijoles y arroz para el grupo, los cuales enriquece con alimentos tradicionales de la tienda de comestibles mexicana local. También compra proteínas frescas, como pollo, y mucha leche para los niños.
Según Zak, apoyar a este grupo especial de madres es otra forma de devolver el favor a quienes apoyaron a su familia.
"He estado en la situación de no hablar el idioma y no saber los recursos que tienes a tu disposición", explicó. "Hubo muchas personas de la comunidad que se ofrecieron para hacer que mi familia se sintiera bienvenida y yo solo quiero devolver el favor".
Satisfacer las necesidades más urgentes
La última iniciativa de Zak aprovecha al máximo sus contactos con la Immigration and Refugee Community Organization (IRCO), donde sigue trabajando como voluntario, y con Oregon Food Bank. En colaboración con representantes de ambos, está ayudando a crear una despensa de alimentos de emergencia para madres solteras, que se enfrentan a algunos de los índices de hambre más elevados de nuestra región. (Otras personas con necesidades inmediatas también son bienvenidas).
"Muchas veces, la gente se registra para recibir ayuda alimentaria y le dicen que puede empezar al mes siguiente", señaló. "Eso está muy bien, pero si eres madre y tienes que alimentar a tus hijos que tienen hambre, no puedes esperar tanto".
Para empeorar las cosas, muchas de las madres con las que trabaja Zak enfrentan obstáculos adicionales para conseguir alimentos. Por ejemplo, los programas federales de asistencia alimentaria como SNAP (antes conocido como cupones de alimentos) excluyen a personas inmigrantes y refugiadas debido a su situación migratoria, lo que deja a muchas familias sin una red de seguridad, incluso cuando intentan alimentar a sus hijos.
"Con la despensa, podemos darles la comida que necesitan el mismo día", dice Zak.
Una vez que la despensa esté funcionando, será un recurso indispensable para personas inmigrantes y refugiadas que, debido al lugar en que nacieron, a menudo enfrentan la difícil decisión entre pagar el alquiler o poner comida en la mesa. Aunque la despensa proporcionará un alivio inmediato, el trabajo de Zak también resalta la necesidad de abordar las causas de raíz del hambre, como las leyes y políticas que fomentan la pobreza y la exclusión.
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Alimentando el deseo de servir
Zak agradece la oportunidad de ayudar a su comunidad a estar mejor.
"Desde niño supe que lo mío era conectar con la gente", sonríe. "Me gusta hacer feliz a las personas, sobre todo si están pasando por un mal momento. En mi opinión, si tengo la capacidad de ayudar a alguien, ¿por qué no iba a hacerlo?".
Lo dijo como un verdadero embajador.
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